Cada proyecto inmobiliario exige una lectura rigurosa del contexto. Hay muchos más frentes abiertos de los que uno podría pensar: hay que lidiar con la minuciosa regulación urbanística, y hay que entender la fiscalidad, el ciclo del mercado y la viabilidad financiera del activo, entre otros.
Nuestra experiencia nos ha enseñado que el análisis debe ir más allá de su dimensión física; hay que entender el marco normativo, el entorno socioeconómico, el apetito inversor y los tiempos del proyecto.
Afrontamos cada iniciativa en este sector desde una lógica integral, con un equipo que ha trabajado en operaciones de promoción, adquisición o reposicionamiento de activos, entre otros; tanto para propósitos residenciales como para terciarios. Nos centramos en aportar criterio desde el primer día, con el objetivo de asegurar decisiones rentables, coherentes y sostenibles en el tiempo.